miércoles, 31 de agosto de 2022

Gas hilarante

El discurso de Presidente y Ministros deja la impresión que han sido sometidos a repetidas dosis de gas hilarante. Y si no es así, nos lo van a tener que formular a todos para poder sintonizar con los conceptos que se lanzan al contaminado aire.

Primera dosis: “Se acabará la era de extracción de gas”
De los combustibles fósiles, es precisamente el gas natural el que menos contribuye al efecto invernadero. Algunos han sugerido que, en transporte, puede ser incluso menos contaminante que los eléctricos. Por eso los americanos y europeos vienen migrando a esa fuente de energía. Así que envolverse en la bandera de la Pachamama para prometer que la explotación de gas se debe parar, no solo es absurdo sino que desnuda una ignorancia sublime. Porque en todo caso lo que contribuye al efecto invernadero, es consumir el gas. Si quisiéramos hacer algo por el querido planeta, tendríamos que consumir menos. Pero es que hacemos mucho menos daño consumiendo más, porque entonces vamos a usar menos carbón y menos petróleo, que son mucho más contaminantes. La única e indiscutible contribución que se hace parando la extracción, es a la pobreza. Y el círculo se completa cuando se afirma que en caso necesario, ahí está Venezuela. (Que, como todos saben, está en otro planeta)

Segunda dosis: “Es prioritario aumentar la productividad del campo y convertirnos en un país industrial a donde se llega solo con una reforma agraria”
Inhalamos y el revoltijo se entiende: al democratizar la tierra, se materializa por decreto el conocimiento, capital, insumos, maquinaria necesarios para una eficiente producción. Demostrado que funciona, se decreta también la Industria. Como el compromiso con la naturaleza es innegociable, la estrategia tiene que ser producir alimentos y fabricar cosas, que representan el 19% y 31% respectivamente del daño a la atmósfera. Con esas dos estrategias salvadoras tenemos la mitad de la fórmula para acabar con Pachamama. ¿Entendido?

Tercera dosis “La economía de libre mercado es la responsable del fin de la humanidad”
Porque ha llevado la pobreza del 90% hace 200 años al 10% hoy. Toda esa gente pretendiendo comer, trabajar, tener vivienda y pasear, es la responsable del desastre, con su desmesurado consumo de energía. Si el comunismo hubiese sido el vencedor de la guerra fría, habríamos conservado la dignidad y la pobreza, con una atmósfera limpia.

Cuarta: “la guerra de Ucrania fue por un tubo de gas” Cuando todos habíamos entendido que Europa quiso cerrar el tubo como mecanismo de presión dirigido a parar la guerra. Nueva inhalación y logramos confundir la aclaración.El desastre climático lo enfrentamos con innovación basada en información seria y coherente. Del subdesarrollo salimos con claridad conceptual e ideas. Circulan confusos deseos, cuando lo que requerimos, por ejemplo, es que circule un carrito eléctrico (o a gas) liviano fabricado enteramente en Colombia. Podría contribuir algo a reducir el 16% del efecto invernadero que representa el transporte y mejorar nuestra balanza comercial, generando miles de empleos. Lástima, el gas hilarante no da para tanto. El óxido nitroso es uno de los gases invernadero y no hay que abusar.

domingo, 28 de agosto de 2022

Confianza



No se le puede pedir a la mitad del rebaño que siga caminando alegremente hacia el abismo, solo porque la otra mitad se creyó el cuento que iban a volar. A menos que se demuestre en forma gradual y ordenada, que efectivamente salen volando en sus cometas asignadas por el estado.
Especialmente si la mitad más escéptica es la dueña y generadora de riqueza. El patriotismo y la confianza no se fabrican con discursos melosos.
Si se comienzan a tomar medidas que han llevado a otros a inflación y devaluación, no se puede esperar que la gente siga confiando en nuestros folclóricos papelitos multicolores y no prefiera unos sobrios y verdes.
Si el ahorcamiento tributario lleva a comprometer la viabilidad de empresas que producen, comercializan o prestan servicios, no se puede esperar que quienes tengan el capital y el conocimiento, no se lo quieran llevar a pastos más libres.
Si se golpean los ingresos de la clase media (“ricos”), no se puede esperar que la inteligencia y el talento no se vaya a buscar una compensación más ajustada a su formación y capacidad de trabajo.
Si el riesgo de ser robado, asesinado, secuestrado vuelve a las oscuras épocas que los jóvenes no conocieron y no han querido estudiar, no se puede culpar a quienes quieran sobrevivir en el exilio.
Colombia lleva 20 años mejorando todos los índices, gracias a confianza creciente, que ahora está sufriendo un duro bajón.
Si el gobierno no entiende la importancia de diseminar confianza, va a ser muy difícil aplicar todos los bienintencionados planes.Tendrá dos caminos: estigmatizar, perseguir, insultar a los que han perdido la confianza, a la manera de los “gusanos” de Fidel, expandiendo aún más el drama, o tomar firmes correctivos en el discurso, probando con hechos, que no hay razón para mirar horizontes lejanos. Un discurso moderado con reformas que nos conviertan gradualmente en una socialdemocracia estilo europeo que siga ejemplos reales y visibles como Costa Rica y Uruguay. Eso fue lo que votaron quienes pedían cambio y lo anhelan con ahínco pero están sintiendo la incomodidad progresiva.
Los llamados a la calma y a “dar una oportunidad”, tienen que ser coherentes con los hechos. La barrida de la cúpula y desplante a los militares, la tolerancia con bloqueos e invasiones que comienzan a aparecer por doquier, las agresivas declaraciones de algunos ministros, y el desconcertante discurso ante la ANDI, lleno de confusiones, contradicciones, desinformacion preocupante, demostrando claramente una inclinación hacia el socialismo radical, “basado en hechos y no en ideologías”, van mostrando claramente un camino que crispa cada vez más a los gestores del sector privado y a quienes creen en la libertad económica como la herramienta más poderosa para diseminar prosperidad.
Si estos primeros pasos son un indicio de lo que va a ocurrir, se profundiza el temor de que el llamado a “construir país entre todos”, no fuese sino una ficción distractora que pudiese retrasar la velocidad de quienes reaccionan con temor. Hay que saber que el engaño funciona muy bien en campaña de oposición, pero cuando se tiene la responsabilidad de un país, la realidad no se puede tapar todo el tiempo a todo el mundo.