sábado, 3 de junio de 2023

Venezuela

Visitar Venezuela es muy recomendable para todos los Colombianos que quieran hacer futurología, si vencen los temores justificados en muchas historias de abuso de autoridad y dominio del hampa.

El contraste es abrumador. De ida el deterioro se va viendo en forma gradual pero al volver se siente el golpe de frontera. Tuve oportunidad de conocer la Unión Soviética, la China de Mao, la Bulgaria posrevolución y la Cuba de Castro en muchas visitas. La sensación es la misma. Una gente magnífica, con capacidades extraordinarias, apabullada por un régimen al que nadie le ve fin. Elefantes blancos y vías abandonadas, comercio despintado, pobre y saqueado. Historias de muchas fuentes con las que se logra corroborar la verdad de un sistema perverso que terminó expulsando a una tercera parte de la población que prefirió enfrentar el pavimento, el hambre y la xenofobia a quedarse en un país que acabó con la libertad. Vergüenza con los patéticos de Brasilia que se abrazaron o callaron.

En mi juventud tuve conocimiento muy directo de los niveles de corrupción de Perez Jimenez. Las escandalosas cifras de decenas de millones de dólares (7 ceros) terminaron en revuelta. Pero ahora, el socialismo del siglo XXI, si ha sabido para qué son los ceros porque las cifras de robo de la alta elite rondan los miles de millones de dólares (11 ceros), al tiempo que le han sabido quitar 25 ceros a una moneda en la que ya no cree ni el régimen. Esa ha sido la justicia social: lo que le han robado a todos con la inflación se lo reparte la casta dominante. Las historias de lujos y excesos son obscenas y hacen ver la corrupción de Perez Jimenez, los Copei y los Adecos como un sencillo juego de moneditas y la maleta con siete mil dolaritos o los 600 millones de Nicolasito como el pre-kinder de los avivatos. De malas.

Es tal el dominio que hay sobre todas las actividades económicas y el grado de represión y control que cuesta trabajo entender como han hecho para persistir sosteniendo su aporte a la sociedad, demostrando un compromiso con su terruño y una resiliencia admirables. Y eso que, desde la dolarización,que consistió en la aceptación de la realidad por los burros de la economía, el comercio medio respira.

El nivel profesional y académico es impresionante y no tienen nada que envidiarnos. Hacen mil esfuerzos y maniobras para poder prestar un servicio de excelencia, mientras el empobrecido sistema público cada vez es más demorado e insuficiente. Las historias de agravamiento por demoras en la atención, mientras los enfermos hacen el periplo por los “barrio adentro”, nos dan una buena idea de lo que va a pasar con los tales “CAPS”.

Los queridos “Chamos” no salen de su asombro: “¿Qué carajos les pasa a los Colombianos? Cojan un discurso, políticas y programas de Petro y comparenlo con los de Chavez y Maduro. Son exactamente lo mismo. ¿Qué les hace creer que allá el resultado va a ser distinto?” Sonríen con las explicaciones de un “país distinto”. “Solo tienen que dar unos pasitos y cruzar la frontera”. Gracias a Petro ahora es fácil. Cualquiera puede ir y ver para donde vamos, si es que no han visto la miseria y el sufrimiento en las caras de los miles de emigrados.


jueves, 1 de junio de 2023

Africa

Aunque parezca una obviedad geográfica de primaria, lo primero que hay que aclarar es que África no es un país. Quienes se refieren a Africa como nación de negros parecen ignorar todos los paises del norte y el sur donde los hay bien blanquitos aunque sean minoría y ya no manden. Hay que celebrar la excursión de la Vice a unos pocos países de ese continente donde toda la humanidad tiene sus ancestros. Quien sabe que se imaginaran quienes hablan con arrogancia inapropiada de la “sangre negra”. El racismo consiste en involucrar la raza cuando no es pertinente. Sería más adecuado reconocer las virtudes de la mezcla racial o mestizaje que caracteriza tanto a iberoamericanos como a muchísimos africanos. Por eso es tan difícil creer que Colombia es racista, excepto en la mente de quien estigmatiza hablando de “blanquitos riquitos”, implicando que el bienestar económico está reservado para los blancos. La Vice contesta que no tiene cifras sobre su viaje. Podría conocerlas y demostrar que es una plata bien gastada que va a generar beneficios para el país.

Sin duda la historia de esclavismo fue infame y cruel pero quienes se han logrado liberar de la amargura y se sacudieron el peso cultural de tantas generaciones de abuso, han ocupado posiciones importantes en la sociedad sin tener que estar recordando el drama de los ancestros. Podrá haber casos de racismo aislados pero el millón de votos sugiere que no deben ser muchos.

Pero el acierto del viaje de Francia estaría en descubrir que hay en África muchos países que están prosperando a gran velocidad. Y ha sido porque después de mucho sufrimiento, han logrado abandonar la violencia, entendieron que el socialismo era un desastre y han impulsado el capitalismo, la libre empresa, han tumbado barreras al comercio y a la inversión y han estimulado los empresarios locales. Imposible que Francia no haya captado las razones del progreso y si no estuviese obnubilada por el resentimiento y el racismo podría estar contando con sinceridad lo que vio. Podría contar que Sudáfrica es el más próspero en buena parte gracias a su economía extraccionista con exportación de oro, platino y otros minerales, o que su centro financiero y bolsa de valores son los más importantes de la región o que ha logrado una infraestructura de transporte y comunicaciones sólida. Podría contarnos que Kenia también está alta en la lista de desarrollo gracias al estímulo que da a la empresa privada y las garantías a la inversión extranjera y un turismo muy desarrollado por la confianza y seguridad que le transmite a sus visitantes. Y podría compartir la abrumadora pobreza y hambruna de Etiopía que dejó el régimen socialista combinado con la guerrilla de Eritrea y como los proyectos de explotación de gas le están dando un respiro a la economía. Veremos si realmente logra abrir canales comerciales, porque las oportunidades para las empresas Colombianas pueden ser extraordinarias. Pero si se dedica a repetir sus monsergas de los “nadies” y a lamentar el “racismo” de quienes critican su escasa moderación en el uso de los recursos públicos, es posible que el enorme potencial de una apertura con África se quede en banquetes y discursos.
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