viernes, 9 de septiembre de 2022

Despacito

“Pasito a pasito, suave suavecito”, debería ser la canción del régimen. Un lento crecimiento del Estado Benefactor sin acabar con la vasta tornillería empresarial que mueve la maquinaria económica. Hay que aspirar a que se aprenda la lección que acaba de dar Chile.

Cuando la mitad del país apoya una propuesta de campaña, eso no implica que todos estén de acuerdo con todo. Ese es precisamente uno de los enredos de la democracia, que tanto la desacreditan. El candidato logra armar y vender todo un paquete lleno golosinas que el votante apoya emocionado, sin caer en cuenta que puede haber varias que no le gustan. Así, muchos terminan frustrados y desilusionados al ver que el elegido no hace todo lo que estaba en su encantada imaginación y se terminan juntando con los que votaron para el otro lado. Rapidito se embolata el apoyo mayoritario.

La fantasía de una sociedad más equilibrada, llena de oportunidades para todos, avanzando en paz hacia un desarrollo sostenible en armonía con la naturaleza, se comienza a desdibujar.

Aparecen muchos temerosos que miran el futuro con incertidumbre. El miedo no es inventado ni es una ficción paranoica de unos cuantos, que temen perder sus privilegios. Es una auténtica y bien fundada preocupación por el destino del país basada en la correlación que hay entre las medidas anunciadas con los desastres que han ocurrido en todos los que las han aplicado.

Está muy probado que la excesiva tributación, la regulación de la economía por el Estado, la relativización de la propiedad privada, la generalización de subsidios y beneficios, llevan al aumento de la pobreza y a una inflación incontrolable y desbordada.

Todos entendemos lo que le está pasando al planeta y queremos atención urgente al medio ambiente. Pero si Colombia reduce la explotación de petróleo y carbón, el estado recibe un golpe a sus arcas que lo llevará a disminuir recursos y nos devolverá años en capacidad de asistencia social.

Todos hemos sufrido por la inseguridad. Pero si la solución es debilitar las fuerzas del orden y pactar con el hampa organizada, nuestra cruenta historia de violencia parecerá un juego de niños.

Todos padecemos un sistema de Salud defectuoso, pero en términos generales ha representado un gran avance con relación al pasado, o a varios vecinos. Una reforma agresiva que le entregue todo el poder al estado y elimine las fuerzas del mercado de servicios médicos, tiene el potencial de crear un gigantesco monstruo burocrático, ineficiente y corrupto.




La lista de barbaridades y chambonadas es tan larga como la de Ministerios y entidades estatales que Petro reconoció desconocía.

Así como la oposición a Duque pudo armar una fábula apocalíptica, que tantos medios hambrientos de pauta oficial, amplificaron sin pudor, hay que estar muy atentos a registrar la realidad y hacerla conocer.

Si no se hace así, podemos pasar de una gran clase media viviendo razonablemente bien (sabroso?) pero con un espantoso relato de país, a una realidad miserable envuelta en floridas estadísticas oficiales.



Todas las angustias se deben canalizar a ejercer esa cuidadosa monitoria y así evitar pasito a pasito, suave suavecito, la progresiva pauperización.