miércoles, 25 de mayo de 2022

Pobre Democracia!

Es lastimosa la incomprensión de la democracia que un buen número de Colombianos exhiben con pasión.
En el frente nacional, dos candidatos significaban que la democracia era una pantomima, manipulada por unos pocos, dueños del poder. Ahora hay decenas y eso demuestra que somos un circo, sin seriedad o madurez política. La bruma lagrimosa de los lamentos no deja ver la libertad.

El ejecutivo presentó una ley, el congreso la aprueba y las cortes la tumban. Cómo es posible, que pueda haber un gobierno tan inepto y unos congresistas tan ignorantes de la constitución, claman furibundos,. Se imaginan el estado como una corte de ángeles que bailan al unísono. Las nubes celestiales no permiten ver que son las controversias, las contradicciones, la disímiles interpretaciones de la ley y las normas, precisamente lo que caracteriza a la democracia. Por eso el invento previó que habría desacuerdo en muchos temas y se creó la separación de poderes y un complejo entramado de chequeos y balances, precisamente para tratar de resolver la diversidad de opiniones. Pero aquí estamos tan contaminados por la cultura de la violencia que siempre se asume que la polarización, será conductora irremediable al camino de la guerra, y la destrucción. De hecho, cuando aparecen las demostraciones de barbarie y brutalidad, no faltan los sabios académicos y pensadores que nos explican que se trata de una “situación compleja”, que hay que saber entender, y justificar.

Un contralor destituye a un Alcalde por participar en política y se viene un chaparrón de acusaciones que llegan hasta el golpe de estado. Se calla que el sancionado tiene derecho a defenderse, a argumentar, a conseguir apoyos y revertir la sanción, como ya ha ocurrido. Así genere controversia, si la Justicia opera, eso es suficiente para que los guardianes del imaginado eden, pronostiquen una guerra civil.

Si un fiscal encarcela a un político por corrupción, eso implica para los apóstoles del apocalipsis, que todos son corruptos, y que el país está irremediablemente podrido. No son capaces de ver a través del denso humo de la maledicencia, que las denuncias y condenas demuestran que la democracia funciona y hay poderes independientes.
Aun los más asustados con el socialismo del siglo 21 repiten el guión que tan hábilmente les han servido : vivimos una horrenda dictadura responsable de millones de pobres, no hay elecciones libres y son criminales todos los que están en el poder.
Cada pueblo tiene los líderes que se merece. Si seguimos por el camino de despotricar de nuestra imperfecta democracia, podríamos ser premiados con un amado líder que vuelva realidad la cacareada farsa. Cuando los Colombianos pierdan la libertad y añoren el pasado, no les va a quedar más opción que lamentarse, pero será con mucha discreción.

¡Pobre democracia! Después de ver un desfile de candidatos serios, preparados y capaces, es posible que tengamos que escoger entre un dicharachero personaje monotemático y un narciso violento, quien arropado en marxismo disfrazado de renovación, ya está demostrando con sus denuncias temerarias, como la mentira será su principal arma de gobierno. Prepara su arsenal y no aceptará la derrota.