miércoles, 9 de febrero de 2022

Humor Chino

Cuando Yading me dijo, al final de un programa educativo en Ammán, que quería venir a Cali a hacer entrenamiento en cirugía de retina me pareció un chiste. Que un oftalmólogo chino sin recursos, de la provincia de Shanxi tuviese como llegar aca, sonaba irrisorio y le dije que si. No pasaron muchos meses y el hombre llegó con su certificado de español, único requisito exigido. Cuando salió anticipadamente a raíz de un atraco, prometió que nos iba a invitar a China para que le ayudáramos a mejorar su hospital. Lo recibí como otro chiste más. Pues no fue una, sino varias las invitaciones que recibí para participar en programas educativos y en la transferencia de nuestro software de historias clínicas para volver eficiente el arcaico sistema chino. Llegó a organizar una visita con funcionarios del ministerio de salud y el partido comunista a Cali. “How clean” (tan limpio) era la frase que más sonaba cuando recorrían nuestra clínica. Al quinto programa, ya había aprendido a no reírme de la determinación de los chinos.

En una gran cena de 25 platos, para empresarios extranjeros ofrecida por la gobernadora de la provincia, nos quedó clara la meta: superar en tamaño a la economía americana.”Abran empresas y háganse ricos”, fue el mensaje, que veíamos cumplirse con la transformación de las ciudades.Y eso era solo el inicio. Seguir el impresionante desarrollo económico ha sido asombroso. La capacidad organizativa y tecnología demostrada en las dos olimpiadas, ha dejado boquiabierto al mundo.

En pocos años el maloliente y arruinado edificio del hospital, herencia del comunismo, evolucionó hacia un sitio reluciente, organizado y sistematizado. Con los mejores equipos, muchos fabricados allá. Unos geniecillos lograron mejorar nuestro programa a unos niveles que no habíamos soñado. Se palpaba el afán de progresar y superarse, aprovechando el ambiente de absoluta libertad económica y seguridad. “Neoliberalismo de extrema derecha”, lo llamarían los sabios politólogos de América Latina, a quienes no se les conoce opinión sobre el tema.

Para todos resultó muy reconfortante experimentar la facilidad con que hicimos amistad e intercambiamos conocimientos, a pesar de las diferencias culturales y las limitaciones del idioma. Un campo que siempre nos dio dificultades fue el humor.

Suelo acompañar mis conferencias con algunos apuntes dirigidos a despertar con risas a los asistentes. La violencia en Colombia, nos había convertido en expertos en heridas oculares. Me pidieron un curso de trauma, adornado con dislates que me habían funcionado en otros auditorios. 200 colegas chinos. Después de la traducción de cada chiste: silencio absoluto. ¿Cómo hacerlos reír? Me preguntaron porque había heridas por minas. Expliqué que las ponía la guerrilla en el campo. Me preguntaron qué era guerrilla y que buscaban. Conteste que era un grupo que buscaba en forma violenta implantar el comunismo. Nunca había oído una risotada de más volumen en un auditorio. Terminé abochornado por las carcajadas que no paraban.

Solo recordando las dramáticas historias de Yading, bajo el yugo de Mao, fue que entendí porque el absurdo produce tanta risa.

domingo, 6 de febrero de 2022

La Ilusion de la Salud

La reciente caída de Coomeva EPS es una piedra más del derrumbe en que se ha convertido el sistema de salud en Colombia. Escrito por ángeles y vigilado por querubines, se puede resumir en: “todos tienen derecho a todo, de la mejor calidad y ya”. La advertencia que acaba de enviar la superintendencia recalca que estamos protegidos por el mejor sistema de salud del mundo. Con un adorno muy singular, respaldado por las cortes: “sin limitación por consideraciones financieras”. Inspirada insensatez. Si tenemos en papel un sistema solidario, justo y de altísimo nivel, los panes se multiplican. Sacamos pecho con el 98% de cobertura y nos repiten sin cesar los beneficios a que todos tenemos derecho. En la imaginación.
Como en todo lo que se diseña con deseos, la realidad termina siendo muy distinta: enormes contratos que estimulan corrupción, miles de enfermos agravándose, muertes prevenibles y sufrimiento indecible, generado en la dilación, estrategia central de las EPS. Todo decorado con la inutil estadística del número de atenciones que no dicen nada sobre calidad, eficiencia o resultados.
¿Cuántos más se tienen que ir por el mismo barranco? ¿Y cuántos serán los prestadores arrastrados? Hospitales y clínicas, asfixiados por la cultura del no pago, logran subsistir con una paradoja generada por el mismo malogrado sistema. La gente más pobre, sin un seguro voluntario, se desespera con la no atención y se convierte en particular.(con descuento)

El diseño de un sistema viable tiene que ser realista y asignar los recursos requeridos para dar buena salud. Actualmente, el valor de la UPC que pretende cubrir la salud básica de los colombianos es de 280 dólares al año y el gasto total per cápita se estima en 1.200. Países con sistemas socializados gastan entre 5 y 8.000 dólares, y aún así, tienen largas listas de espera con muchos procedimientos restringidos.
La libertad para escoger el médico está garantizada en el papel, pero se viola universalmente, comprometiendo la continuidad en los tratamientos. Cuando el enfermo puede decidir quien lo trate, opera la magia que ocurre en todas las demás áreas de la economía: hay competencia, bajan los precios, mejora el acceso y sube la calidad. Se argumenta que la libertad no aplica a la atención médica porque es esencial a la vida. ¿Y la comida?, el agua, el techo, el transporte y un largo etc.? ¿No son esenciales a la existencia? No hay que mirar muy lejos para ver lo que ocurre cuando un gobierno decide planificar y centralizar, asignando “con justicia” lo que cada cual requiere. Todo lo que se pretende racionar, termina escaseando o desapareciendo. Ese es el camino que estamos siguiendo. Deshacerse de contrataciones y pre aprobaciones que vuelven el sistema pesado y costoso es esencial para que los recursos lleguen a los enfermos.
Francia lo tiene resuelto. El usuario puede acudir donde quiera. Los prestadores definen sus tarifas y el paciente decide si acude al servicio que el estado le ofrece, sin costo y con calidad razonable, o si quiere asumir un copago en el sistema privado, sin perder el cubrimiento básico, que ha sido establecido en un presupuesto. La ley de la “liberté” no falla.

Refinada Hipocresia


La hipocresía, cuando se ejerce con maestría, se disfraza de virtud. La poesía combina palabras que hacen bellos dibujos en la imaginación. Igual gracia se hace con un lenguaje, que usado con habilidad casi poética, sirve para exaltar las muy variadas expresiones de violencia que abruman a la sociedad. En boca de un criminal en el monte, con camuflado y fusil, tiene un toque de coherencia. Pero cuando un fiel representante de la “Jai”, que vive entre lujos, y nunca ha tenido una pizca de solidario, se declara indignado y ofendido con los “arrogantes y clasistas” que no entienden ni reconocen a los pobres, porque rechazan la violencia y sus símbolos, es cuando el exabrupto toma un cariz virtuoso.

Conocer de verdad las áreas más marginadas de la ciudad, es saber que la inmensa mayoría son laboriosos y honestos ciudadanos. Ni son violentos, ni es cierto que su condición de pobreza los haya forzado a la criminalidad. Son víctimas de los violentos. De hecho son quienes más sufrieron con los bloqueos y quienes siguen padeciendo la política de tolerancia con el delito. Sin duda mucho más que quienes les manifiestan dudosa simpatía desde sus camionetas blindadas.

Si los encopetados pedagogos de la confusión moral hiciesen un sincero esfuerzo por conocer la realidad de la mitad pobre de la ciudad, aprenderían que la gran mayoría aborrece a quienes la destruyeron. Entenderían que la mejor forma de solidaridad no es escribirles panegíricos conmemorativos, ni llevarles mercaditos, sino permitirles vivir y trabajar con dignidad y seguridad. Los vándalos les roban sus pertenencias, les destruyen sus viviendas y les queman la poca infraestructura y servicios que la ciudad les ha proporcionado, cerrando el círculo de pobreza. Difícil encontrar una muestra mayor de insensibilidad y despiste, que graduar a los dos mil de la resistencia (0.06%) como los representantes del Cali más pobre.

Quienes validan y justifican la violencia y el crimen, siempre con un discurso “pacifista”, exhiben además, una ignorancia muy esparcida. Es cierto que, en general, hay una correlación entre nivel de desarrollo equitativo y la criminalidad. Pero los estudios de casos específicos, muestran que la cultura de tolerancia con el delito de una sociedad, que se traduce en laxitud y permisividad de las autoridades, es el factor que más pesa en la diseminación del delito. Y se ha demostrado una y otra vez, que la forma más efectiva de perpetuar la pobreza y afianzar el desequilibrio es crear un ambiente de inseguridad en el que nadie pueda tener confianza en preservar su vida o sus escasas pertenencias. No es sino mirar en la vecindad.

Es desafortunado que los filtros ideológicos impidan revisar la historia y recorrer la geografía con objetividad. Los recursos de la inteligencia, como el impulso tecnológico, y la libertad de empresa en un marco legal confiable, han empujado muchas sociedades hacia la prosperidad, mientras que los que han adoptado la violencia como acelerador del cambio, se despeñan vertiginosamente hacia la miseria y el hambre.

La suerte está echada. Cada cual debe evaluar la coherencia de su discurso y resolver hacia donde está empujando.