El tren de cercanías de Cali inicia con una sola línea que atraviesa la ciudad de sur a norte y conecta Jamundi con Yumbo. La atraviesa por superficie y la parte por la mitad, anticipando un problema de circulación enorme. Con la frecuencia de trenes y número de estaciones planeadas dentro de Cali, recorrer la ciudad en el eje oriente occidente va a exigir pasos elevados que van a concentrar todo el tráfico.
Pasar un tren por la mitad de la ciudad por la superficie es un error conceptual como el que determinó el fracaso del MIO. Se invirtió una enorme suma en crear unos carriles exclusivos en el centro de las avenidas que pasan por estaciones para permitir el abordaje de pasajeros a nivel. Pero fue necesario construir largas y costosas rampas para llegar a las estaciones o instalar semáforos peatonales que ralentizaron el tráfico. Para muchos usuarios, un recorrido de 5 km que antes hacía caminando 100 mts hasta un paradero, se volvió una hazaña de 1k para llegar a la estación. 15 min de espera, y 1 o 2 km de caminata de la estación de llegada a su destino final. Resultado: miles compraron motos generando un desastre de tránsito y salud pública, por los miles de accidentes asociados a las nulas exigencias en educación y entrenamiento. El resultado fue un desastre financiero y de movilidad. Si el tren de cercanías no se diseña teniendo en cuenta el efecto global sobre movilidad y se concentra solo en cálculos del número de pasajeros que va a mover, sin la certeza de si los pasajeros se vana mover más eficientemente, tiene el riesgo de convertirse en otro desastre financiero y de movilidad que se le agrega a la ciudad.
Para ciudades pequeñas, sin mayores problemas de clima, son mucho más eficientes los sistemas basados en ciclovías y vehículos eléctricos livianos de baja velocidad. Además tienen mucho más posibilidad de estimular la economía y empleo local, mientras que en un tren importado lo que hay es una transferencia neta de recursos al exterior.