viernes, 25 de mayo de 2018

FASCISMO DEL SIGLO XXI

Habrá mucho sorprendido con el parecido, pero para los historiadores no es sino una transmutación de la terminología. Para develar el parecido no es sino que repasemos las características del fascismo. Su esencia está en la convicción de pertenecer a un grupo superior que trataron de definir como raza. Pero al notar que muchos, incluido el mismo Hitler, no encuadraban muy bien en el purismo ario, se inventaron los símbolos y los uniformes para poderse diferenciar del resto. 
Eso es el gorrito rojo, la chaqueta en bandera que les permite diferenciarse de los demás a quienes hay que considerar “escuálidos” y no merecen sino plomo. Y desde luego hay que armarlos. Las SA que evolucionaron a SS, no podían ser mejor modelo para las milicias bolivarianas. “Proteger la revolución” consiste en darle garrote a todo el que pretenda levantar cabeza. 
El mundo se asombra con la simpleza argumental de un Maduro. Pero es que el fascismo no se pone con complejidades. Todo el pensamiento cabe en un librito rojo ( o sería Mao? Kim?) y juzgar cualquier cosa, desde una obra de arte hasta un proyecto de ley es candorosamente sencillo: si le conviene a la revolución, tal como la define el Mesías, sirve. Si no, hay que sacarlo a la fuerza del dominio público. 
Las sofisticadas formas de armar la mentira oficial y las estrategias para venderla no podían tener mejor maestro en nuestros socialistas criollos, que Goebbels, padre de la tramoya propagandística del régimen. De el es el guión que tan bien han seguido en la vecindad: si los medios no se pliegan, se quiebran o se cierran.  El parlamento vale mientras apoye sumisamente las directrices del Salvador. Si se rebela, se quema, se disuelve o se acaba. 
La Justicia se convierte en un apéndice estorboso para el régimen, porque, igual que el sistema electoral, trata de mantener una apariencia de independencia de poderes. Pero basta ver como se desaparece en minutos el miembro que padezca de algún grado de independencia. 
El militarismo es el eje central del dominio. Los militares controlan la economía y tienen todos los privilegios. La disciplina militar implica que el dudoso pase raudo al paredón. Basta ver como aplauden los militares y políticos de Corea del Norte, para corroborar como ese “ entusiasmo” se está contagiando a las asambleas Venezolanas. Las hacinadas prisiones a donde envían los opositores no tienen ni siquiera las consideraciones de espacio con la que los nazis construyeron sus horrendos campos de muerte. 
Pero hay que reconocer que el socialismo del siglo 21 si le ha hecho cambios e innovaciones al fascismo del siglo 20. Mientras ha implementado los peores defectos del Nacional Socialismo, ha sido particularmente efectivo en aplicar, con desorden, indisciplina y corrupción, la segunda parte de la marca. El control estatal de la economía y el direccionismo, que logró reactivar la economía en una sociedad disciplinada y trabajadora, ha sido un desastre e una República acostumbrada a las subvenciones y el dinero que brota de la tierra. 
Puestos en el oficio de analizar y comparar sistemas políticos, es difícil encontrar, en la vasta gama de variantes y combinaciones ideológicas, dos que se parezcan tanto como el fascismo y el socialismo del siglo 21. 


Por eso resulta tan gracioso del término “facho” , usado como insulto, cuando un admirador de la República Bolivariana quiere referirse a alguien que no comulga con sus “progresistas” ideas. 

miércoles, 23 de mayo de 2018

Jovenes de Colombia

JOVENES DE COLOMBIA: ATRÉVANSE A SOÑAR.

Atrévanse a creer que Uds vivirán en un país cada vez mejor. No porque algún líder mesiánico les venda un menú de promesas sino porque el futuro lo construyen Uds, con su esfuerzo en un ambiente de libertad económica y seguridad.
Atrévanse a mirarse en el espejo y ver su propia realidad: con la fortaleza que les ha dado crecer en la era de la información, pero con la debilidad de vivir un presente cambiante, y no tener la perspectiva histórica que los hace fácil pasto para engaños e ilusiones simplistas.
Cuando el gran líder les promete que este territorio va a ser “socialmente justo, ambientalmente sano y sustentablemente productivo”, les desprecia su inteligencia, creatividad y aptitud para el trabajo. Nada de eso se va a lograr por la capacidad de un estado para beneficiar a sus siervos. Ese estado fuerte, solucionador de todo, no es sino la concentración de poder en una elite cada vez más privilegiada y poderosa.
Lo que Ustedes necesitan es libertad para desarrollar sus ideas, para trabajar duro y crear sus empresas o colaborar con las ya establecidas.  Lo que los va a llevar a vivir en una sociedad cada vez más justa es ser responsables con quienes colaboran, buscando un ingreso digno para todos. 
No se dejen insultar con ofertas de salud y educación gratuita y de calidad para todos, cuando saben que ese bonito deseo solo se logra con el esfuerzo de muchos años, contribuyendo a transmitirle a las nuevas generaciones el conocimiento y los valores necesarios para que progresen sin atropellar a los demás.
No se dejen marear por el “derechismo” que en el papel, les promete maravillas pero en la práctica, ofrece cada vez menos, al desligarse de las complejidades de la actividad económica.
Esta bien que se entusiasmen con la transición a energía renovable. Comparten ese entusiasmo con casi todos los terrícolas pero no sean tan inocentes de pensar que eso se logra con decretos de un líder redentor que de la noche a la mañana nos va a sacar de las oscuridades del carbon y petroleo.
Sepan que el siglo 20 vivió los horrores del fascismo, no porque este se presentase a las juventudes de la época como un proyecto bárbaro. Fue precisamente porque se vendió como la solución simple que atraía a todos. Basto con creer en la solución del gran líder para que todo se comenzase a justificar.
En sus manos está el futuro en el que quieren vivir: un país hecho por Ustedes, con trabajo duro, con ética, con responsabilidad social y ambiental. Un país donde tengan la libertad de sacar adelante sus ideas y estén seguros jurídica y físicamente que lo va a poder hacer.  O un “paraíso socialista” donde el estado les promete todo pero no les da sino miseria, y en el que el único derecho y bienestar está en trabajar para un régimen corrupto e ineficiente.
Piensen que son Uds quienes construyen su futuro decidiendo quién los va a gobernar. Sepan que son sus hijos los que van a salir a la calle a ponerle el pecho a las balas de dictadores eternizados, acompañando a tanto joven de Venezuela y Nicaragua, hastiados de la falta de libertad y las penurias de un sistema que ha logrado los mismos resultados en todos los países y épocas: pobreza, desigualdad,  ausencia de libertad de expresión, desesperanza y éxodo masivo. 

Alberto Castro