sábado, 6 de enero de 2024

Ignorar a China

Los adalides de la justicia social se dan el lujo de ignorar olímpicamente la historia reciente de China, siendo una de las transformaciones socioeconómicas más espectaculares de la historia. Desde que Deng Xiaoping declaró que hacerse rico era glorioso, la economía China se liberó en forma brusca y agresiva.

Después de experimentar con Mao el intento de centralización y control absoluto responsable de hambrunas, genocidios y campos de concentración, que produjeron unos 100 millones de muertes, China dio un paso que todos los teóricos creían imposible: mezclar dictadura política con economía de mercado, libertad de empresa y propiedad privada.
Hasta los noventas, se creyó que para tener libertad económica era indispensable la democracia liberal.
Pero el genio de Deng y todos los que le siguieron, fue entender que la libertad económica pesa mucho más en la balanza social que la libertad política. De alguna manera lo habían demostrado ya algunos dictadores de derecha y de otra lo están mostrando las izquierdas tibias de latinoamérica. Los que no se meten con la economía, los que no pretenden estatizar la producción, controlar precios, establecer subsidios masivos repartiendo inútiles billetes llenos de ceros, no generan los niveles de pobreza que con tanto orgullo y empecinamiento buscan los más salvajes del socialismo.
En las incansables lamentaciones de nuestra injusta distribución de la riqueza, citando siempre ejemplos de otros, omiten con desfachatez lo que ocurrió y sigue ocurriendo en China.

Tuve la oportunidad de conocer la China real, no la de los turistas, poco después de Mao, con la intención de ayudar a un hospital oftalmológico en Taiyuan, capital de Shanxi. La pobreza era abrumadora, la mugre, el hollín de las mil chimeneas, el hambre, la ausencia de comercio y productos era la herencia de Mao con su Gran Salto Adelante y su Revolución Cultural. Volví 1, 2, 5 y 7 años después y el cambio era asombroso. La transformación de la ciudad y el hospital ocurrían a una velocidad imposible de imaginar. La prosperidad y mejora del nivel de vida eran evidentes en las caras sonrientes de pacientes y colegas.

Como en Argentina, el gran cambio había consistido en liberarse del estatismo y adoptar la economía de libre mercado, en desesperante contravía de lo que aquí hemos resuelto llamar cambio.
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jueves, 4 de enero de 2024

El Timpano Colombiano

Se han barajado varias hipótesis que explican el curioso fenómeno. Algunos estudiosos se han enfocado en los efectos perniciosos del aguardiente. Muchos otros no dudan en echarle la culpa al chontaduro mientras que un pequeño grupo ha presentado asustadora evidencia en contra del pandebono.
Independiente de la causa, el daño está ampliamente documentado, afecta al 98% de la población y se comprueba casi todos los días en múltiples puntos del territorio nacional. Se ha logrado demostrar con microscopía electrónica que unas fibrillas muy parecidas a la cabuya, van invadiendo progresivamente el tímpano dándole una muy particular y exclusiva rigidez que mantiene intrigados a los otólogos, estudiosos del fenómeno, tanto aquí como en otras latitudes.

El endurecimiento del tímpano afecta el diálogo civilizado, que es reemplazado por insultos a gritos, pero se evidencia mejor cuando los enfermos se exponen a música en especial salsa, vallenatos, y reggaeton.
Se ha establecido que además de la rigidez del tímpano, fibras neuronales de la corteza frontal se cruzan con las fibras del nervio auditivo creando una llamativa asociación. Las víctimas terminan asociando goce con nivel de ruido. No importa la calidad sino el volumen, y sirve solo si hace vibrar ventanas en 5 cuadras a la redonda y logra tumbar algunas tejas del vecindario.

Esta curiosa condición ha convertido a Colombia en la Meca para la venta de los equipos de sonido más poderosos del mundo con parlantes concebidos como arma de guerra para destrozar los oídos en las filas enemigas. El Colombiano puede vivir en un rancho, no tener para la comida o la educación de los hijos, pero se asegura que desde el viernes hasta amanecer lunes, su enorme “picó” le haga saber a todo el vecindario que él sí tiene música.
En fiestas, celebraciones, restaurantes y no se diga en espectáculos, el sonido tiene que ser de tal magnitud que se pierda toda posibilidad de comunicación entre los presentes, quienes no tienen màs remedio que recurrir a los gritos deshidratantes lo que compensan con más anís, cerrando el círculo de la insensibilidad timpánica.
Quien pretenda evadir el daño encerrándose en un búnker, será inclementemente bombardeado toda la noche por las atronadoras explosiones de la pólvora prohibida que expresa tan bien el festivo espíritu patrio.
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Papa Noel

Esta Navidad se nos abre la esperanza de un Pala Noel que nos va a entregar a todos, las riquezas de la nación, los minerales y vegetales, el agua, la luz, el aseo, el espectro electromagnético y nos va a encimar salud, educación, vivienda, comida y transporte gratis. Vendrá acompañado de coloridos elfos trabajadores que nos aliviarán las cargas y nos permitirán vivir sabroso. Vendrán también blancos ángeles y arcángeles que se encargarán de la distribución equitativa y justa de todas las riquezas. Activaran las nubes para que llueva justo lo necesario y mantener llenas las represas, sin que ocurran inundaciones, y tengamos toda la energía requerida para encender las lucecitas de Navidad en una Patria feliz. No será necesario extraer más de ese oscuro líquido bituminoso porque brillará el sol para activar los miles de paneles solares que hemos instalado en nuestros áridos territorios y las cornetas soplaran para mover las hélices que le darán energía a los orgullosos vehículos eléctricos “made in Colombia”. Abriremos los regalos de una administración pública transparente, honesta y eficiente que nos colmará con todos los servicios a precios ínfimos, sabiamente controlados por Papa Noel quien habrá esfumado los inicuos precios del odioso mercado.

Los Arcángeles serán especialmente cuidadosos en impedir la corrupción que podría generarse por la concentración del poder político y económico en las pocas manos de los agentes del estado. No será necesaria la dañina competencia porque todos estarán imbuidos del espíritu navideño de generosidad y amor por el prójimo.
Con la inspiración de las estrellitas del pesebre, lograremos vencer al demonio del neoliberalismo que tanto daño le ha hecho a la humanidad llenándola de comodidades y bienes materiales, cuando lo auténtico es sentir la tierra en los pies, beber el agua de las quebradas y los ríos, comer los frutos de la naturaleza y movernos con la ayuda de los renos y sus hermanos. Nos curaremos con las hojas que nos da la Pacha Mama y la sabiduría ancestral de los mamos y cerraremos los despreciables negocios de las UCI.
Podremos celebrar la Navidad confiados en que tenemos un Papá Estado que nos resolverá todas nuestras terrenales afugias, mientras el líder de la Galaxia planea gastarse otros 21.000 millones en viajes para salvar este desquiciado planeta
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