viernes, 28 de abril de 2023

El empresariado del narcotrafico

Hay muchos incautos que caen en las trampas del lenguaje y repiten, sin consumir mucha energía neuronal, un vocabulario que en forma maquiavélica y malintencionada, ponen en circulación los artistas de la manipulación. Así se va creando una “cultura”, representativa de las creencias, costumbres y lenguaje que la gente usa para describir su realidad.

La historia de violencia de los últimos 40 años en Colombia es rica en un léxico que la justifica la valída y es consultable en bit.ly/diccionariodebarbarismos. No es el único ni el más completo, pero está disponible para quienes pretenden tener alguna influencia en mejorar la sociedad y no seguir apoyando la violencia, mientras se habla y escribe con la convicción de contrarrestarla.

Obviamente el más aventajado en ese arte es el compañero Presidente, Maquiavelo graduado en la más sofisticada escuela de la manipulación y la distorsión del lenguaje, cualidad que admiran a rabiar todos los intelectuales educados en la misma ideología.

Su más reciente aporte se lo soltó a Biden en vivo y en directo al referirse al “empresariado del narcotráfico”, redondeando una idea que da repetidas vueltas en su socialista cabeza. Los empresarios son todos hampones, el mundo de los negocios no se distingue del mundo criminal y ganar dinero o tener utilidades es obceno. Solo una mente así puede salir con tan disparatada combinación de palabras. Los narcotraficantes, por el fin que persiguen y los métodos que usan han sido llamados siempre mafia o bandas criminales. Al combinar la palabra que siempre se ha usado para agrupar a los empresarios, con una que agrupa a los criminales, se va logrando el torcido propósito. Es tan ficticio su esfuerzo por integrar el discurso de la problemática actual a su visión Marxista de la sociedad, que con frecuencia suena cantinflesco, como ocurrió en Stanford. (Con el perdón del inteligente humorista y sus puyas sociales). Las caras de los asistentes y los esfuerzos de los traductores revelaban el incomprensible galimatías.

Pero poco le importa. El está en una intensa campaña viajera con miras a convertirse en la “Greta del trópico”. Está convencido de que sus iluminados llamados para llevar a cero la economía fósil que “acabará con la humanidatt”, le darán reconocimiento en los grupos verdes más radicales del mundo y con esa validación logrará el respaldo para imponer su agenda.

Quienes sostienen que no tiene sentido mirarnos en el espejo de Venezuela, y quienes le dan consejitos de economía y democracia, deben hacer un esfuerzo por descifrar sus verdaderas intenciones y oír los análisis de quienes lo conocen. Adivinen quién es el pensador del siglo XIX que habló del capital y es su inspiración para las solución climática del siglo XXI. Similar a lo que se logró con la cultura de violencia, cada nuevo término o frase que asocia la libertad económica con el crimen, la prosperidad con la codicia, el éxito con el abuso, la riqueza con la explotación y el desarrollo con la hecatombe, tiene un propósito. Que todos las repitan y se las crean y terminen apoyando el paraíso socialista. Los escépticos podrían repasar la campaña electoral para entender la estrategia.