domingo, 23 de mayo de 2021

La guerra de la informacion

Pocos dudan que en esta época de la comunicación instantánea universal, las guerras se ganan primero en los celulares y después en el campo, o en las urnas. 


Aunque la estrategia es muy antigua, Lenin la estructuró, Goebbels la refinó, e Internet la ha entronizado. No hay ya nadie en este globo que quiera montar una campaña de lo que sea, que no piense primero en las redes sociales. 


El acceso a información científica, veraz o seria representa una minoría del tráfico. Una buena parte, la está ocupando la política. Es lamentable pero la mayoría define sus posiciones políticas, con emociones. Y es muy fácil encender la indignación cuando se ve un video de un policía disparando a un muchacho por la espalda, o una tanqueta arrollando una multitud, ASÍ SEAN FALSAS. Aun a sabiendas de que son montajes, la huella queda y la semilla de la indignación está sembrada.


Ya vimos cómo, conociendo bien los números, perfiles e inventando historias, se pudo manipular la elección en el país más poderoso del mundo, que se jacta de tener una de las democracias más maduras y desarrolladas.


Si entendemos que las imágenes y videos tienen un efecto poderoso sobre las emociones, tenemos las bases para orientar las mentes. Con la facilidad del retweet, resend, share, likes y otras gracias, un video-montaje forma una opinión en la conciencia de muchos, en pocos instantes. Eso va siempre aunado a cifras: van tantos muertos, tantos desaparecidos, tantos golpeados. Entonces la imagen queda impregnada en la memoria y su recuerdo así reforzado, logra un converso. Con eso, la “víctima” logra una posición bien definida, en la que cree con fe de carbonero.


Con esa estrategia lograron neutralizar las fuerzas militares de Colombia. Nada más revelador que el video de hoy: un policía llorando desconsolado porque ve que no puede hacer nada ante una confrontación violenta: “yo que voy a hacer, no nos dejan usar las armas”.

Hemos venido advirtiendo: cuando la autoridad se repliega, la comunidad civil entra en confrontaciones que se vuelven violentas. El inicio de una guerra civil se vivió hoy en el sur de Cali. Ciudadanos desesperados por el sitio y la falta de autoridad, salen a confrontar a los indígenas, quienes hacen demostración de toda su capacidad de agresión con machetes y bala. Pero a diferencia de los inermes, aislados y descoordinados ciudadanos, ellos si están preparados, armados, tienen estrategia de ataque y repliegue. 


Cuanto más va a durar la verborrea de Presidente, Gobernadora y Alcalde, mientras tienen maniatados a los militares? ¿Qué diablos significa “fuerzas armadas” si no pueden imponer el orden con las armas? Si los convierten en testigos pasivos, una confrontación civil va a ser mucho más sangrienta. Necesitamos acción, y tiene que comenzar por lograr que los indígenas se vayan de Cali.


Cuanto más va a durar la pasividad de los que aborrecemos la violencia? Necesitamos ser mucho más activos, mostrando la verdad en los medios. Grabar la realidad. Contarla, diseminarla. No podemos dejar que nos escriban la historia.


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