viernes, 19 de septiembre de 2025

Periodismo 2.0

La gráfica de la evolución de la democracia en el mundo parecía una escalera al cielo… hasta 2019. Ese año no solo se detuvo el ascenso, sino que empezó a caer con la elegancia de resbalón en tobogán. Hoy, algunos centros calculan que la mitad de la población vive bajo regímenes autoritarios. ¿Culpables? Según los entendidos, no es la mala suerte ni la alineación de Marte, sino el encantador universo de las redes sociales.
Las democracias son, por definición, imperfectas. Están hechas por humanos con su caldo de defectos: egos, errores, corrupción, condimentado con pizcas de ingenuidad. Cuando la información fluye libre y sin filtro, los defectos se magnifican, se viralizan y terminan convertidos en meme. El resultado es la desconfianza y, con ella, la reacción humana más vieja que el pan: buscar un salvador. Así, el cansado ciudadano se siente aliviado: ya no necesita pensar, ni discernir, ni trabajar, ni comprometerse. Todo lo resolverá el Gran Líder, sea rey, emperador, führer, comandante, papá o “querido presidente”.
En medio de este reality global, el periodismo es la víctima más notoria. Bastó que el acceso a la información se volviera universal para que media humanidad se creyera reportera de guerra desde su sofá. Con un poco de gracia para hablar, escribir o grabar videos, cualquiera se graduó de influencer. Mientras hablaban de ropa, comida o viajes, era apenas un pasatiempo. Pero cuando se descubrió el poder de manipular con historias inventadas y venderlas como verdades absolutas, nacieron tribus irreconciliables, cada una alimentada por su propia dieta de fake news servida varias veces al día. (Por algo la llaman “feed”).
La gran masa, sobre todo los jóvenes, dejó de acudir a los medios serios. Muchos ni siquiera saben que el periodismo es una profesión, que se estudia durante años y que, gracias a él, se destapan ollas podridas en todos los campos ganando el merecido título de “cuarto poder”. El periodismo serio ha logrado mantener, a punta de terquedad, cierta coherencia con la verdad, aunque hoy esté siendo apabullado por los algoritmos. En el periodismo 2.0 el reto es seguir informando y mantener el profesionalismo que le siga demostrando a la audiencia que un buen reportaje de investigación pesa mucho más que unos twitazos de mentes trastocadas llenos de “likes”automáticos.
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domingo, 14 de septiembre de 2025

Idiotez Imposible

La cultura —en su definición pomposa— es “el conjunto de conocimientos, creencias, valores, costumbres y formas de vida que caracterizan a una sociedad”. En otras palabras: lo que creemos es lo que somos, y eso lo contamos con palabras que se vuelven costumbre y determinan comportamientos. Las repetimos, las transmitimos, las convertimos en hábitos… y, ¡zas!, un buen día descubrimos que somos pobres y violentos gracias a nuestra semántica.

Por supuesto, la evolución no es espontánea: la diseñan quienes sueñan con reprogramar cerebros. Y la “intelectualidad” —esa tropa de opinadores profesionales— repite el libreto con la banalidad de un papagayo en misa. Cualquier extranjero con dos dedos de frente lo notaría, pero aquí el neolenguaje se celebra como genialidad.

Pocas veces, sin embargo, el ardid lingüístico se había revelado con tanta transparencia como en el discurso de la “i”. El influencer supremo confesó a sus devotos que basta quitar una letra para absolver cualquier delito: ilícito pasa a lícito, y listo. ¡Reforma gramatical exprés! Revelación de un viaje sideral: el prefijo i – como sus derivados in, im, ir– significan negación.Para alguien tan familiarizado con lo ilegal y tan habituado a discursos irracionales, imprecisos, ilógicos, inexactos, irrespetuosos,irrelevantes e incultos, la cirugía de la “i” tiene que ser casi mística.Un personaje que se caracteriza por ser impuntual, incoherente, imprudente, incorrecto tendrá que apreciar la eliminaciòn de la vocal con punto.

Quien ha montado un gobierno de incompetentes e incapaces caracterizado por la impericia y la injusticia que ha resultado inaguantable para los Colombianos e incompatible con cualquier noción de decencia. Quien se ha convertido en un indeseable y ha logrado niveles altos de impopularidad que lo tienen al borde de la implosión es natural que adore la amputación de esa vocal. Lo inconcebible es la procesión de incautos que insisten en incensar tanta incongruencia y pretenden con impropiedad prolongar nuestra impaciencia.

Pero hay malas noticias para la tropa del prefijo milagroso: por mucho que manipulen la “i”, les quedará imposible corregir la idiotez y la imbecilidad que tan bien los integra.



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