Un personaje envanecido que sólo ve el mundo a través del prisma de su gloriosa dignidad. Toda su vida fue agitador y denunciador; jamás constructor. No tiene experiencia organizando, dirigiendo ni integrando equipos con propósito: su currículo es la crítica permanente y la queja. Eso lo dejó en evidencia en la gestión —desastrosa— de Bogotá y del país.
Claro que tiene adeptos. Lo siguen los grupos criminales que protege sin disimulo; los ineptos que comparten su ignorancia sobre economía y gerencia; los vagos y parásitos que creen que la sociedad les debe todo; y unos cuantos ilusos que, entre la maleza, logran pescar alguna promesa con apariencia de buen propósito.
No sorprende lo que ocurre ahora: ha pisado el acelerador del desorden porque siente el final cerca. Sabe que no dejará una obra, ni un avance digno de su nombre; su orgullo se alimenta de la ruina que deja. Su lista de “logros” es, por desgracia, coherente: desbarató la salud, erosionó las finanzas, asestó golpes a las exportaciones, debilitó a Ecopetrol, desestabilizó el Ejército, minó las Cortes y socavó las instancias de control. Su mayor hazaña ha sido aumentar la confrontación para exponer —dice— “las contradicciones” de la democracia que tanto aborrece.
Frente a los límites que le impiden imponer su visión estatista y autoritaria, propone ahora el “poder constituyente”: un eufemismo semántico para seducir a un pueblo sumiso y evitar la palabra “asamblea”, que se comprometió a no convocar. La táctica es elemental y desesperada: intensificar la agitación y el caos.Como el campo ya está en manos de grupos criminales, su plan es revolcar las ciudades. Financia marchas y bloqueos para torpedear la actividad productiva, generar pobreza y sembrar desconcierto —ingredientes imprescindibles de su dieta política. Insulta a potencias y amenaza la financiación de la lucha antidrogas; pone en riesgo la exportación de flores, café, petróleo y carbón; y así sazona su caldo de cultivo: más miseria, más confrontación.
Si no se muestra firmeza en los meses que quedan, el daño será irreversible. Es la defensa mínima de un país que necesita orden, trabajo y sentido común para salir del caos que él mismo cultiva.
25312
sábado, 8 de noviembre de 2025
lunes, 3 de noviembre de 2025
El pueblo unido...
..Jamás será vencido!” gritaban, con emoción ruinosa y cadencia desgastada, los miles de manifestantes que el gobierno logró reunir en la Plaza de Bolívar a punta de mucho esfuerzo… y más dinero.
El gran líder ya aprendió —a la mala— que sus convocatorias a “tomar las calles” no llenaban más de un par de cuadras. Haber llegado al poder, así fuese con fraude o con alquimia electoral, le distorsionó la percepción de la realidad: llegó a creerse el Mesías de una multitud fervorosa lista para marchar apenas levantara la ceja. Tuvieron que recordarle sus asesores, con la suavidad que se usa ante un paciente irritable, que las plazas no las llenan con poesía sino con presupuesto. Las marchas, le recordaron, se hacen con planeación… y con plata. Así que desempolvaron la vieja receta de siempre, la que tan buenos dividendos les dio en los gloriosos tiempos del caos callejero: unos pocos energúmenos para bloquear avenidas “pacíficamente”, golpeando y bombardeando a cualquiera que ose pasar; y unos cuantos buses traídos de las zonas más deprimidas, con promesas de paseo, refrigerio y sancocho. El resto es coreografía: un puñado de muchachos estratégicamente ubicados inicia el cántico milenario y el coro obedece, repitiendo una consigna que suena a eco de museo.
Desde la juventud la vengo oyendo en los más diversos escenarios. Siempre me pareció una pieza de la arqueología política, una reliquia que sobrevivió a la extinción de las ideas. Casi nunca la entonan los que realmente son “del pueblo”, ni quienes están unidos por algo más que el rencor: la cantan grupos vencidos por su propia incapacidad de innovar, por su parálisis productiva, por la comodidad de culpar al sistema mientras el sistema les paga el almuerzo. El pueblo? Está trabajando y no tiene tiempo para cánticos insulsos. Unido? No logran apoyo sino es con chantaje a empleados oficiales? Vencido? Las guerras de veras se acabaron hace mucho con las sociedades reguladas por instituciones democráticas. Ya no se trata de vencer sino de cooperar, ver el bien común y progresar. Trabajando duro. Es en eso que está el pueblo.
Lo que sí se logró fué que se contaran. Dos y medio millones. Traducido: un seis por ciento de la masa votante. Esa es, con generosidad estadística, la realidad de la izquierda en Colombia. Con una estrategia de trampas, alianzas non sanctas y un 50% de apáticos, logran ganar elecciones.Tanta gente aún se pregunta cómo llegamos a tener un presidente que parece escapado de un hospital psiquiátrico con megáfono prestado. La respuesta es sencilla: los locos gritan más fuerte, y los cuerdos, a veces, se cansan de discutir. Pero confío en que aún quede lucidez suficiente para despertar y reaccionar antes de que el daño sea irreversible.
25312
El gran líder ya aprendió —a la mala— que sus convocatorias a “tomar las calles” no llenaban más de un par de cuadras. Haber llegado al poder, así fuese con fraude o con alquimia electoral, le distorsionó la percepción de la realidad: llegó a creerse el Mesías de una multitud fervorosa lista para marchar apenas levantara la ceja. Tuvieron que recordarle sus asesores, con la suavidad que se usa ante un paciente irritable, que las plazas no las llenan con poesía sino con presupuesto. Las marchas, le recordaron, se hacen con planeación… y con plata. Así que desempolvaron la vieja receta de siempre, la que tan buenos dividendos les dio en los gloriosos tiempos del caos callejero: unos pocos energúmenos para bloquear avenidas “pacíficamente”, golpeando y bombardeando a cualquiera que ose pasar; y unos cuantos buses traídos de las zonas más deprimidas, con promesas de paseo, refrigerio y sancocho. El resto es coreografía: un puñado de muchachos estratégicamente ubicados inicia el cántico milenario y el coro obedece, repitiendo una consigna que suena a eco de museo.
Desde la juventud la vengo oyendo en los más diversos escenarios. Siempre me pareció una pieza de la arqueología política, una reliquia que sobrevivió a la extinción de las ideas. Casi nunca la entonan los que realmente son “del pueblo”, ni quienes están unidos por algo más que el rencor: la cantan grupos vencidos por su propia incapacidad de innovar, por su parálisis productiva, por la comodidad de culpar al sistema mientras el sistema les paga el almuerzo. El pueblo? Está trabajando y no tiene tiempo para cánticos insulsos. Unido? No logran apoyo sino es con chantaje a empleados oficiales? Vencido? Las guerras de veras se acabaron hace mucho con las sociedades reguladas por instituciones democráticas. Ya no se trata de vencer sino de cooperar, ver el bien común y progresar. Trabajando duro. Es en eso que está el pueblo.
Lo que sí se logró fué que se contaran. Dos y medio millones. Traducido: un seis por ciento de la masa votante. Esa es, con generosidad estadística, la realidad de la izquierda en Colombia. Con una estrategia de trampas, alianzas non sanctas y un 50% de apáticos, logran ganar elecciones.Tanta gente aún se pregunta cómo llegamos a tener un presidente que parece escapado de un hospital psiquiátrico con megáfono prestado. La respuesta es sencilla: los locos gritan más fuerte, y los cuerdos, a veces, se cansan de discutir. Pero confío en que aún quede lucidez suficiente para despertar y reaccionar antes de que el daño sea irreversible.
25312
Labels:
democracia,
el pueblo,
manipulacion,
marchas,
votacion
domingo, 2 de noviembre de 2025
IA para el fanatismo
Una niña es detenida en el aeropuerto de Londres mientras intenta volar a Ammán. Tiene 13 años y una convicción sagrada: unirse al Estado Islámico para librar la guerra santa contra la hipocresía de Occidente. Cuando le muestran los testimonios de esclavas sexuales y los horrores cometidos por los héroes que idolatraba, despierta abruptamente. Llevaba meses sumergida en videos de propaganda mística y política, con cánticos celestiales y explosiones inspiradoras. No es un caso aislado: cientos de jóvenes buscan “propósito” en montajes donde el fanatismo se ve épico, casi poético.
El drama motiva a un grupo de lúcidos programadores jóvenes a crear un sistema de inteligencia artificial capaz de sabotear los algoritmos que repiten lo mismo hasta el delirio. Lograron que, junto a los falsos videos gloriosos, aparecieran los testimonios de quienes han escapado y sobrevivieron a la pesadilla, con lo que se ha logrado reducir la migración al espejismo.
El fenómeno es universal. Aquí hemos logrado nuestra versión criolla de alienación con realidad aumentada. Jóvenes –niños, diría Petro– escriben su propio guion heroico, grabado en 4K, para proclamarse “guerreros de la justicia social”. La “Resistencia Popular Bogotá 9.0” se organiza desde cafés de autor, entre laptops relucientes, lino artesanal y pausas para el flat white. Son los hijos de la tierra, dicen, mientras coordinan con indígenas pagados y manipulados y celebran como triunfo haber atravesado el brazo de un policía con flechas ancestrales.
La marcha es pacífica, pero llevan “Capucha, vinagre, papas bomba, molotovs y actitud beligerante, no olviden grabar TODO. Sin video, no hay opresión.”
El guion es conocido: provocar, filmar y editar para que parezca defensa propia. Pero el Alcalde Galán es un tibio que les destruye su épica.
“Compañeros, esto no prende. ¿Dónde está la represión? ¡Queremos gas, no abrazos institucionales!”, “Subí clip con niños llorando.”Como no los golpean, diseminan creativos conceptos: “violencia simbólica por omisión”. Pero eso no es problema: en postproducción se añaden humo y gritos reciclados, “nos estan matando” mientras al fondo, un vendedor ambulante ofrece arepas.
¿Habrá aqui quien programe una IA para conectar a estos hijos de papi y mami, revolucionarios de Telegram con la realidad?
25305
El drama motiva a un grupo de lúcidos programadores jóvenes a crear un sistema de inteligencia artificial capaz de sabotear los algoritmos que repiten lo mismo hasta el delirio. Lograron que, junto a los falsos videos gloriosos, aparecieran los testimonios de quienes han escapado y sobrevivieron a la pesadilla, con lo que se ha logrado reducir la migración al espejismo.
El fenómeno es universal. Aquí hemos logrado nuestra versión criolla de alienación con realidad aumentada. Jóvenes –niños, diría Petro– escriben su propio guion heroico, grabado en 4K, para proclamarse “guerreros de la justicia social”. La “Resistencia Popular Bogotá 9.0” se organiza desde cafés de autor, entre laptops relucientes, lino artesanal y pausas para el flat white. Son los hijos de la tierra, dicen, mientras coordinan con indígenas pagados y manipulados y celebran como triunfo haber atravesado el brazo de un policía con flechas ancestrales.
La marcha es pacífica, pero llevan “Capucha, vinagre, papas bomba, molotovs y actitud beligerante, no olviden grabar TODO. Sin video, no hay opresión.”
El guion es conocido: provocar, filmar y editar para que parezca defensa propia. Pero el Alcalde Galán es un tibio que les destruye su épica.
“Compañeros, esto no prende. ¿Dónde está la represión? ¡Queremos gas, no abrazos institucionales!”, “Subí clip con niños llorando.”Como no los golpean, diseminan creativos conceptos: “violencia simbólica por omisión”. Pero eso no es problema: en postproducción se añaden humo y gritos reciclados, “nos estan matando” mientras al fondo, un vendedor ambulante ofrece arepas.
¿Habrá aqui quien programe una IA para conectar a estos hijos de papi y mami, revolucionarios de Telegram con la realidad?
25305
Labels:
Fanatismo,
IA,
ISIS,
primera linea,
resistencia
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)