jueves, 29 de mayo de 2025

Ni unidos, ni hundidos

Nos unimos o nos hundimos! Es el eslogan que repiten quienes advierten una nube negra sobre el horizonte colombiano. Pero la pregunta inevitable es: ¿nos unimos en qué? Podríamos ensayar una respuesta: respeto a la democracia, rechazo a la violencia como medio de acción política y defensa de la economía de libre mercado. Hasta ahí, el consenso parece posible. Pero apenas se rasca la superficie, aparecen las grietas. Si hablamos de "progresismo social" —término que la izquierda pretende monopolizar—, encontramos creyentes devotos y ateos furibundos, homofóbicos irredentos y expertos en cada letra del LGBTIQ+++, defensores de una educación y salud estatales y otros que prefieren modelos mixtos; ambientalistas apocalípticos frente a escépticos del cambio climático, feministas militantes junto a machistas tradicionales, guardianes de las costumbres frente a entusiastas de los cambios. La democracia está diseñada, precisamente, para contener esa pluralidad: para que se exprese, se debata y se controvierta sin que nadie saque un arma ni invoque al “pueblo” como pretexto para la barbarie. Las controversias no deben alarmar si se dirimen con palabras, no con piedras o balas. Una sociedad civilizada expone sus diferencias, las discute con argumentos, resuelve algunas y tolera las irresolubles. En medio del actual proceso político, con el variado menú de candidatos, esta expresión múltiple es sana. Las propuestas se decantan y se diferencian unos pocos perfiles.

Con los días veremos a quienes siguen teniendo devoción en las rancias ideas que definen la democracia como una farsa útil al privilegio, el mercado como una herramienta de opresión, y promueven veladamente la violencia. En ese momento no podremos seguir distraídos con diferencias menores. Allí si la viabilidad del país va a depender de que sepamos unirnos en lo esencial. Ese compromiso lo están mostrando ya los candidatos que entienden lo que significa subirse al tren del Socialismo del Siglo XXI. Y el “pueblo” que demostró que no le copia al promotor de una confrontación civil. No hay que preocuparse vaticinando naufragios. Si hay que buscar que el voto se sustente en información seria y no en emociones manipuladas con habilidad y muchos recursos. La participación entusiasta en ese esfuerzo es la herramienta para generar optimismo.

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