jueves, 8 de mayo de 2025

El Sistema

Siempre que alguien se lamenta de la inequidad, concluye que hay que cambiar el sistema. Una palabra poderosa, usada con una ligereza desconcertante. Tras años de ensayo y error, de confrontación de ideas y sacrificios, vivimos bajo un sistema que, aunque imperfecto, hemos construido colectivamente: democracia liberal y economía de mercado. El mismo modelo hacia el cual ha evolucionado buena parte del mundo civilizado, alcanzando niveles inéditos de prosperidad y libertad.
Claro que existen defectos: inequidad, pobreza extrema, corrupción, violencia. Pero estas no son consecuencia del sistema en sí, sino del mal uso de la libertad que este ofrece y de la incomprensión de sus principios. Confundir fallas de funcionamiento con defectos estructurales ha llevado a muchos a abrazar la verborrea revolucionaria, esa que insiste en revolcarlo todo, arrasar con las instituciones imperfectas, destruir el aparato productivo y estatizar los servicios. El Estado —ese ente mágico que, por arte de burocracia, nos dará salud, educación, comida, vivienda y felicidad.

Y cuando el “iluminado” de turno promete la utopía, entonces sí nos asustamos. Ahí es cuando recordamos que la democracia, con todo y sus defectos, vale oro. Y que la economía de mercado, con todas sus inequidades, sigue siendo el mejor generador de riqueza que ha conocido la humanidad. Porque cambiar el sistema no es limpiar la casa: es incendiarla.
Cambiar el sistema implica recorrer un camino ya muy transitado, uno que ha demostrado no llevar a la ansiada equidad, sino a la miseria repartida y a la concentración de poder y privilegios en unos pocos. Un camino que pocos desean recorrer, salvo quienes sueñan con instalarse en la cúpula y vivir del esfuerzo ajeno, recurriendo a la represión disfrazada de justicia social.
Si de verdad queremos reducir la pobreza y la desigualdad, dejemos de pedir sandeces. No hay que cambiar el sistema. Hay que cambiar la ignorancia, la pereza mental, el desprecio por el mérito. Con educación en ética y controles reales se reduce la corrupción. Con educación en no-violencia se invalidan discursos armados. Con educación en Ciencia, se reducen las fantasías y los mitos que nos llevan a creer en las soluciones milagrosas. Y todo se puede hacer con el sistema de libertad económica, diversidad de opiniones e instituciones que nos rige.
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domingo, 4 de mayo de 2025

Mitu

Es inaceptable que un hombre invada verbal o físicamente el espacio personal de una mujer sin ser invitado. En muchos mamíferos, la hembra atrae y el macho avanza, impulsado por el deseo de transmitir sus genes. Pero habría que recordarle a algunos que ya no saltamos de rama en rama. Miles de años de civilización deberían bastar para controlar los primitivos instintos de reproducción.
Sin embargo, la interacción entre los sexos sigue siendo un aspecto central de la vida social, y la línea entre una atracción mutua y un avance no deseado puede ser difusa. La percepción es subjetiva y está determinada por el contexto cultural y las experiencias personales. En Arabia, un tobillo desnudo puede desatar pasiones; en Cali, la anatomía al descubierto es parte del paisaje.

Las mujeres podrían reflexionar sobre el impacto de sus propios instintos. La obsesion por los halagos y las miradas puede llevarlas a la esclavitud de las influencias externas. La belleza se convierte en una máscara impuesta por estereotipos diseminados en medios y redes sociales: maquillajes, modas efímeras y cirugías que derivan en deformaciones corporales difíciles de entender en cualquier marco estético. Gastan fortunas en “sentirse bien”, lo que a menudo significa seducir al "macho alfa" de turno.
Ignorar los riesgos de ciertos contextos es, al mismo tiempo, ingenuidad y terquedad. En Colombia, dejar un portátil costoso en un parque garantiza su desaparición. El ladrón es culpable, sí, pero también hubo imprudencia.
Del mismo modo, una mujer que decide exhibir sus atributos en un lugar solitario se expone a un peligro real. Eso no justifica jamás la agresión, pero mientras el machismo primitivo siga vivo, la mezcla de provocación y vulnerabilidad puede ser explosiva. Para los árabes, la mujer siempre es responsable de la violacion y siempre que un hombre y una mujer están juntos, el demonio está en la mitad.

El movimiento Me Too (yo también fui víctima del acoso sexual) ha sido esencial para visibilizar el acoso, pero podría también promover una pedagogía más profunda: liberarse no sólo del acosador, sino también de la obsesión por gustarle. El respeto propio, y no solo el ajeno, es parte clave de la verdadera emancipación.

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