Si hay un denominador común en Colombia, a raíz del paro prolongado y el sitio a ciudades, es la desconfianza. Ya nadie sabe en qué creer. No creerle a los políticos y a los medios de comunicación es un asunto viejo, pero se ha hecho muy obvio. Basta con ver el cubrimiento internacional de lo que está ocurriendo en Colombia. Todos los días vemos evidencias de porque no debemos creer en casi nada de lo que circula por redes. Los discursos y videos se editan, se cambian fechas y sitios y todos, con la facilidad de un click reproducen la falsedad.
Sí se ha logrado, en esta crisis de credibilidad, construir un consenso alrededor de una Colombia horrenda y despreciable. Es unánime, describir al país como una de las sociedades más corruptas jamás inventadas, lo que explica nuestra actual situación. De nada sirven la infinidad de estadísticas que demuestran que el país venía mejorando en casi todos los indicadores sociales. Habrá siempre como probar lo contrario. Nada puede alterar esa visión que entre todos, a punta de noticias, memes, videos y encumbrados escritos, se logró construir.
Yo quiero compartir la Colombia que he vivido. La que me consta. La que se que es verdad para mi, porque la he visto y oído.
Conozco cientos de médicos que han trabajado muy duro y honestamente y han contribuido a mejorar la calidad de la atención médica a miles de personas, construyendo un pequeño patrimonio que les ha permitido ver crecer unas familias con dignidad.
Conozco muchos abogados, fiscales, jueces, magistrados honestos, quienes han estudiado con seriedad el orden jurídico y hacen lo posible por resolver en forma civilizada los conflictos.
Conozco muchos políticos que miran el bien común y trabajan en forma desinteresada por mejorar el nivel de su comunidad.
Conozco ingenieros, arquitectos y trabajadores dedicados, que han logrado mejorar la infraestructura de nuestro país con trabajo duro e ingenio.
Conozco cientos de trabajadores independientes, plomeros, carpinteros, mecánicos, electricistas, pequeños empresarios que prestan servicios de muy buen nivel a sus clientes, cobran lo razonable y viven satisfechos con su nivel de vida.
Conozco a grandes empresarios que han construido o expandido fábricas y empresas agroindustriales, generan empleo digno, con salarios y condiciones de trabajo buenas para sus empleados y producen gran cantidad de bienes y servicios que nos hacen la vida más fácil a todos.
Conozco una gran cantidad de policías honestos, con sentido impresionante del deber, patriotas de verdad, que entregan su vida para garantizar la seguridad y bienestar de los demás, y no les cruza por la cabeza abusar de su poder.
Puedo seguir haciendo un recuento de miles de personas que he conocido y cientos de sitios que he tenido la oportunidad de visitar y nada de lo que he vivido se parece a ese esperpento de país que nos han pintado y en el que nos quieren hacer creer.
Lo invito a que haga Ud el ejercicio. ¿En qué cree Ud? En esa realidad alterna que han logrado construir en su mente?. O la que Ud ha vivido.
Y si llega a esta misma conclusión, no se deje influenciar más por el negativismo y defienda la Colombia que Ud. conoce.
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