El cubrimiento mediático de las recientes “elecciones” se contaminó con la farsa. Actuaron todos como si estuviesen reportando una verdadera elección democrática. Cuando el Patán al mando había proclamado que ganaría “por las buenas o por las malas”, había amenazado con “baño de sangre”, había inhabilitado a los principales candidatos, encarcelado a miles de opositores, silenciado la prensa, asesinado a cientos de inconformes y conformado “colectivos” que reparten bala y golpes sin piedad. Cualquiera de esos hechos que no fueron documentados en los reportajes, habría sido suficiente para reconocer que todo el proceso era una farsa.
Los noticieros Colombianos fueron especialmente anodinos. Destacaban como evidencia de participación los pocos cientos de votantes en los consulados. Cuando la realidad fue que menos del 1% de los 8 millones de exiliados pudieron participar. Una tercera parte de la población del país anulada. Si además se consideran las misiones internacionales de observación a las que no se les permitió entrar y los auditores de la oposición a los que se les negó la vigilancia, la evidencia era abrumadora. Un trabajo periodístico serio habría consistido en recopilar estas cifras para demostrar que la elección no reunía los mínimos requisitos para merecer un cubrimiento como si se tratase de una justa libre y abierta.
El trabajo cuidadoso del equipo de Corina, de duplicar el recuento con la fuente directa de las actas, finalmente comprobó la patraña. No importaba lo que dieran las sumas, se sabía que el ventrudo dictador saldría a agitar sus llantas envuelto en su disfraz de bufón, en la gran tarima que armaron, al mismo tiempo que la trampa.
No demoraron los aplausos de Putin, Xi y distinguidos payasos de latinoamérica, quienes validaron “la autonomía de los pueblos”, y el “respeto por los asuntos internos”, aun antes de anunciarse los resultados, demostrando que la hipocresía se convierte en virtud, cuando es tan descarada.
Pero la estulticia no para. Ahora resulta que si publica las actas, el mundo le va a creer. Obviamente no coincidirán con los datos que recogió la oposición, pero ya dispondremos de 6 años para resolver el entuerto.
Mientras tanto el líder galáctico se interesa por submarinos y distrae con guerras mientras toma buena nota de la fórmula para eternizarse en el poder.
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viernes, 2 de agosto de 2024
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