Todo el que ha querido hacer algo de valor para la sociedad, sabe que tiene que trabajar en equipo. Y que poner de acuerdo a un grupo de dos o mas seres humanos no es fácil. Poner a muchos a gritar o brincar al mismo paso, lo logran los jugadores de fútbol y los cantantes, pero solo por unas horas.
Lograr esa gracia por años, es campo de las religiones y la política. Con una educación muy estricta y excluyente se graban cerebros con los sagrados preceptos desde temprana edad. Asi se enseña en las madrasas, el Islam de los Taliban y los Wahabis. El resultado son mentes robotizadas incapaces de interpretar la realidad o entender cualquier concepto que se salga del marco establecido. Así ha funcionado la Corea de los Kim y la Cuba de Castro. Como el proceso no es infalible y algunas mentes no quedan bien moldeadas, se recurre con liberalidad al paredón o los campos de concentración.
Así que suponer que hay en el mundo 8 presidentes, o 5 billonarios o 10 directivos de farmacéuticas que se ponen de acuerdo y logran dirigir la vida de miles de millones, no pasa de ser un mediocre guión para una película de ficción.
En casi todas partes, la información fluye libremente en todos los sentidos. Si no fuese así, las tonterías no se podrían diseminar con tan graciosa facilidad.
Que hay periodistas torcidos, es verdad, pero la gran mayoría están dedicados a buscar y revelar la verdad. Que hay científicos de gran calibre que han sido dominados por el ego, la fama o el dinero, y han publicado fraudes, también es cierto, pero la gran mayoría está dedicados a avanzar el conocimiento para beneficio de la humanidad. Que hay líderes y políticos mentirosos, con agendas ocultas, es verdad, pero también hay muchos que trabajan por el bien de sus comunidades. No hay posibilidad alguna de ponerlos de acuerdo en ninguna acción universal. Lo han demostrado la ONU y todas las demás organizaciones internacionales
Del enorme volumen de informes, estudios y revisiones, se logra extraer algo que es lo más parecido a la verdad. El “establecimiento” la disemina y enseña, con variaciones en los detalles, y ajustes permanentes, probando que no suele haber verdad absoluta o revelada.
Así, cuando un grupo rompe con la verdad establecida y lanza la creencia de que la tierra es plana, no le queda de otra que acudir a la conspiración: es que todos se pusieron de acuerdo para engañarnos y hacernos creer que vivimos en una bola que da vueltas enloquecidas en el universo, cuando basta con mirar el horizonte y comprobar que es plana.
Cuando no se puede sustentar la conspiración en una comprobación simplista, la táctica más efectiva es secuestrar el lenguaje científico. Se arma un discurso que suene bio-molecular. Y hasta puede ser cierto. En un acto de magia, se saca del sombrero la asombrosa teoría, que nada tiene que ver con el discurso pero que en la mente del incauto lego, queda firmemente conectada, dándole “sustento científico” al invento.
Desde la religión, pasando por los cuentos infantiles, la literatura y el cine, nos educan o distraen con fantasías. No nos debe extrañar que las teorías conspiratorias que más circulan, inflan la imaginación al territorio de la ridiculez.
domingo, 5 de septiembre de 2021
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